El año pasado recibí una llamada mientras estaba en la oficina. Tras el teléfono, estaba una magnifica persona (mantendré su anonimato por respeto) que demandaba unos servicios para poder alquilar su vivienda. No sé como pero esa primera llamada se extendió por más de media hora en la que hablamos de su trabajo, inquietudes y proyectos; de lo menos que hablamos fue por el motivo de la llamada. Rápidamente encontramos un punto en común: mi pasión por la historia precolombina estaba indirectamente vinculada a su primer viaje a Guatemala en 1995 (donde estuvo con Comunidades de Población en Resistencia) y su amor incondicional por sus gentes, idiosincrasia y su historia. Enseguida marcamos un día en la agenda para ir a conocerla a ella y a su familia y para que me contara en que podía ayudarles.
Casi 23 años más tarde querían dar el salto todos juntos al país centroamericano. En la mochila llevarían ganas de aventura, conocimientos y dejar huella allí donde fueran abriendo una ventanita al mundo de lo que allí sucede y como no, ayudar en todo lo posible. Para conseguirlo necesitaban alquilar su vivienda habitual ya que evidentemente, durante esos meses necesitarían de algunos ingresos para poder vivir. El reto estaba claro: encontrar al inquilino ideal en poco tiempo y con unas características concretas, en mi osadía les dije que en menos de tres semanas lo conseguiríamos y ¡así fue!.
La fecha de comienzo para la loable aventura era el 5 de Febrero de este año 2018. Ya que en ese momento el inquilino le había expresado su posible intención de cambiar de residencia por motivos de trabajo en los próximos meses, acordamos un plan B para encontrar de nuevo al inquilino perfecto. Antes de embarcarse a la aventura gestionamos el encargo de alquiler en multiexclusiva, documentación, permisos para cambios de domiciliación de suministros etc.
Una noche a mediados de Marzo llegaron varios mensajes de WhatsApp (bendita tecnología que nos ha ayudado a ser más efectivos en nuestro trabajo. Creo que esto se merece una entrada al blog más adelante…):
- “El inquilino me acaba de avisar que deja el piso antes de lo previsto, ¡estoy asustada pero confío en que podrás ayudarnos!”.
Como habíamos sido previsores, sólo fue cuestión de hablar con el inquilino en ese momento para saber el día que dejaría el piso, las condiciones en las que estaba y comenzar a trabajar de nuevo en el arrendamiento de la vivienda. El viernes de la semana siguiente ya se iría, por lo que un día antes lanzamos la propiedad al mercado. Ya que queríamos ampliar lo máximo posible el espectro de búsqueda, tras lanzarla al mercado accedí a mi base de datos y a la de los compañeros integrantes de la MLS . Enseguida tenía una considerable cantidad de potenciales inquilinos gracias a la colaboración de las agencias inmobiliarias integrantes en este sistema. Notifiqué por email a los compañeros de la disponibilidad de la vivienda en alquiler y en poco menos de dieciséis horas una compañera me llamaba: uno de sus clientes estaba muy interesado en visitar el piso. Las llamadas de particulares y otros compañeros del sector siguieron llegando durante ese viernes.
Concreté varias visitas para el siguiente lunes a primera hora de la mañana; el gusto y el mimo empleado por los propietarios en el piso hacía que en el mismo se respirara tranquilidad y sensación de hogar (es muy difícil conseguir esto en una vivienda en alquiler) así que los interesados enseguida se enamoraron del piso. Esa misma tarde la compañera de otra oficina me estaba remitiendo la propuesta de alquiler junto a la documentación pertinente de sus clientes. Tras analizarla se la transmití a los propietarios, yo era sus ojos y manos aquí, al otro lado del charco como me habían dicho pero evidentemente la decisión de arrendar su vivienda depende siempre de los arrendadores.
De no ser por la citada colaboración, posiblemente el tiempo de comercialización del alquiler hubiera sido mucho mayor.
Tras el visto bueno de los propietarios, el martes por la mañana estábamos formalizando el borrador del contrato de alquiler y esa misma tarde se estaba rubricando el mismo. En apenas veinticuatro horas y gracias a la colaboración entre profesionales inmobiliarios habíamos dado con una familia joven que buscaba una casa con una espléndida terraza donde disfrutar con sus hijas. De no ser por la citada colaboración, posiblemente el tiempo de comercialización hubiera sido mucho mayor. Dicha operación tuvo sus inconvenientes: ¡el desfase horario entre Canarias y Guatemala! (nótese la ironía).
Es en estas experiencias donde se ve la fortaleza de la colaboración entre profesionales y el beneficio para los clientes (tanto arrendadores como vendedores). Lástima que muchos agentes no vean el beneficio que les aporta este sistema y velen simplemente por sus intereses económicos dejando detrás los de sus clientes.
Desde aquí agradecer a la compañera que representaba a los inquilinos (ella sabe muy bien quien es) y a los clientes arrendadores, que dicho sea de paso, hace tiempo que dejaron de ser clientes para ser amigos.
Visita el blog de la aventura a Guatemala “Mucho más que tres”